La palabra beta se utiliza en informática para describir la segunda etapa de un ciclo de desarrollo de software, que sigue a la etapa alfa. Durante esta fase, los requisitos funcionales clave del software de la aplicación están operativos y se realizan pruebas de efectividad, accesibilidad y seguridad.
Por lo general, la etapa beta permite a los probadores, que no forman parte del equipo de desarrollo u organización, acceder a la aplicación para encontrar e informar errores (si los hay). Esto permite una revisión imparcial en la que los errores que se identifican se corrigen en el tiempo.
La prueba de aceptación del usuario es un proceso que se lleva a cabo durante la etapa beta por usuarios reales de la aplicación en un entorno real. Es la verificación final antes de que un producto sea entregado a los clientes.
Un beneficio significativo de esta etapa es el aporte directo de los clientes.
El software se pone a disposición de los desarrolladores y consumidores potenciales con el fin de realizar estas evaluaciones. Esto se conoce como versión beta, y las personas que participan en ella se conocen como probadores beta.
Las versiones beta pasan por pruebas alfa internas y, por lo general, se acercan al producto final en términos de apariencia, sensación y funcionalidad. Es por eso que las modificaciones de diseño son comunes entre las dos versiones.
Las pruebas beta cerradas (o privadas), como su nombre lo indica, incluyen un número menor de probadores.
Este método puede ser apropiado para probar software que necesita información de un grupo demográfico específico o que no se puede probar a mayor escala debido a limitaciones de escala. Las pruebas beta abiertas, por otro lado, generalmente involucran a una gran cantidad de usuarios, muchos de los cuales son clientes potenciales.
En este caso, puede verse como una técnica de marketing destinada a demostrar el producto al público objetivo.
Al crear software, es necesario realizar pruebas beta, ya que los desarrolladores están demasiado conectados a su software desarrollado y se necesitan ojos nuevos para identificar problemas. No existen pautas específicas sobre cómo configurar este proceso de evaluación o lo que debe implicar, sin embargo, el procedimiento debe estar vinculado a un conjunto estricto de objetivos. Hay algunas condiciones que un producto debe cumplir para ser elegible para la prueba beta:
El producto debe contener todas las características necesarias (debe tener todas las características que están previstas para la versión final)
El producto final debe ser consistente (los participantes de la prueba no deben enfrentar choques impredecibles)
Los participantes en la prueba deben ser del público objetivo del producto.
La evaluación requiere que los participantes realicen tareas del mundo real mientras usan una aplicación en un contexto del mundo real (no en entornos de laboratorio)
A un pequeño número de usuarios finales se les da la versión beta del software con el fin de obtener información sobre la calidad del producto. Reduce las posibilidades de que un producto falle y mejora su calidad al permitir que los clientes lo validen.
Los probadores beta, en particular los voluntarios, generalmente están motivados por el deseo de aprender más sobre un nuevo producto. Esta fase generalmente se centra en la usabilidad, y los evaluadores informan problemas y brindan comentarios. También pueden sugerir características y funciones adicionales, pero esto es más frecuente en la etapa inicial.
Como resultado, la etapa beta permite a los desarrolladores realizar cambios y solucionar problemas antes de pasar al siguiente paso (lanzamiento). Cuando el software beta está a punto de completarse, se lo denomina «candidato de lanzamiento». Si no se producen más problemas o defectos, la aplicación se puede lanzar como una «versión estable».
El mismo procedimiento se aplica a cualquier nueva criptomoneda que esté programada para ser lanzada al mercado. Antes de que se inscriba en los principales intercambios, los desarrolladores de software lo prueban a fondo, tanto interna como externamente. Este proceso garantiza que la arquitectura de la cadena de bloques de la criptomoneda no colapse cuando una afluencia de usuarios comienza a comerciar con ella.