En el momento de escribir estas líneas, la capitalización del criptomercado había caído ya por debajo de los 1,37 billones de dólares, aproximadamente la mitad de lo que valían todos los criptoactivos cuando bitcoin alcanzó su máximo histórico, máximo que en ese momento parecía sólo el primer escalón hacía cotas mayores, cotas que en la actualidad se antojan un poco lejanas al menos en el corto espacio de tiempo.
Y es que las criptomonedas no son ajenas a la situación actual de la economía mundial que ha torcido la cotización de muchos otros activos digitales, incluso, aunque a un nivel mucho menor, la de activos refugio como el oro, que con sus 1.848 dólares por onza actuales ha perdido más de un cinco por ciento del valor que tenía en máximos, una caída casi inapreciable si se compara con la que han tenido criptomonedas como bitcoin, solana, MANA, cardano, ethereum, etcétera.
Las razones del desplome
El desplome de la cotización ha afectado a multitud de activos que hasta el momento habían mostrado una fortaleza considerable, como el Nasdaq 100, que ha perdido en los últimos cinco meses cuatro mil puntos, aproximadamente el veinticinco por ciento de su cotización, el SP500, que ha perdido en esos mismo cinco meses unos 750 puntos, o el euro, que frente al dólar estadounidense ha perdido tanto valor que la paridad con la divisa de la primera potencia se encuentra más cerca que nunca en los últimos años.
Por lo tanto es obvio que la situación de las criptomonedas no es la excepción en la economía mundial, dada la elevada volatilidad de este mercado, y también a lo sensible que es el precio de las criptomonedas a las transacciones realizadas por las ballenas, que hace que tanto compras o ventas relativamente grandes puedan tener un efecto desmesurado en el precio incluso de la mismísima bitcoin, al fin y al cabo la capitalización de las criptomonedas en su totalidad es muy pequeña si se tiene en cuenta que una sola de las empresas tecnológicas más grandes del mundo, Apple, vale más del doble que todas las criptomonedas.
Otra razón a la que apuntan los analistas es la guerra, o más bien a los efectos de la guerra en el flujo normal de combustibles en una dirección y euros o dólares en la otra -flujo de fiat que luego suele retornar a los compradores iniciales de crudo o gas gracias a la importación de tecnología, lujo, etcétera-, situación que amenaza con provocar una grave crisis que ha podido afectar al interés de los inversores por las criptomonedas dada su volatilidad, que a pesar de suponer un hándicap para ciertos inversores también es responsable de que el precio de bitcoin se utilice en plataformas como Plus500 para especular con los movimientos alcistas o bajistas derivados de dicha volatilidad, también las hace más sensibles a la euforia o el pesimismo de los mercados, y en este momento, y a pesar de la inflación que se come el valor del fiat, algunos analistas aconsejan cerrar posiciones y mantenerse en liquidez, lo cual no beneficia al valor de las criptomonedas sino todo lo contrario.
Si las criptomonedas que no son stablecoin fueran menos volátiles podrían beneficiarse del fenómeno de la inflación, dado que la pérdida de valor del dinero sin precedentes en las últimas décadas -al menos en los países con mayores rentas per cápita- hace más atractiva la inversión en activos que puedan al menos ofrecer un beneficio igual de alto que el nivel de inflación -difícil teniendo en cuenta los niveles que esta ha alcanzado-, condición que podrían cumplir bitcoin, ethereum, cardano y compañía si no fuera por los altibajos de su cotización, que experimentan picos y simas tan pronunciados que más que un refugio son una inversión de riesgo, lo cual no es algo que se busque en momentos de alta incertidumbre como el actual, por lo que en caso de invertir en altcoins en este momento debería ser un dinero que pueda perderse o mantener inmovilizado por tiempo indefinido, dado que al menos en este momento no son un valor refugio, de hecho la apuesta de El Salvador por bitcoin ha demostrado lo arriesgada que es en momentos como el actual.
